Además, los mercados y los consumidores han avanzado hacia las nuevas tendencias de consumo, marcadas por las nuevas necesidades sociales. Para las marcas, ya no sólo es importante la calidad del producto o el precio, si no que su puesta en escena es un factor crítico para que el producto sea un “top ventas” en los lineales de los supermercados u otros establecimientos. Todo aquel que pase desapercibido tiene un alto riesgo de no ser comprado.
Está demostrado que los elementos viscerales son los que atraen en una primera instancia al consumidor, pero los distribuidores ya no sólo quieren que sea atractivo para la vista, sino que necesitan que el producto mantenga sus propiedades sanitarias intactas, que el packaging optimice el transporte, almacenaje y la exhibición del producto. Además, deben ser fáciles de abrir, ergonómicos y en algunos casos reutilizables. Respecto a este último punto, como mencionábamos en la entrada, el medioambiente y la economía circular se han convertido en los puntos calientes en -casi- todos los sectores y el sector del embalaje no pasa desapercibido. Muchos consumidores han comenzado a reclamar el uso innecesario de grandes cantidades de plástico (y no plásticos) para la venta de productos y se está solicitando un cambio inminente en la reducción de residuos.
Tal y como se explica en varios artículos en la página Europea Cordis, el avance en nuevos materiales de envasado, la sostenibilidad de los materiales, la seguridad en los envases alimentarios, los envases inteligentes, o las nuevas tecnologías de envasado se encargarán de eliminar poco a poco los excesos que se cometen en la actualidad.
Además, la aparición de materiales como el PHBV, prototipo de material biomasado desarrollado por TheCircularLab y el Centro Tecnológico Ainia, obligará a los fabricantes a pensar en máquinas que tengan en cuenta todo el ciclo de vida del producto. Debido a estos motivos y las crecientes exigencias de los mercados e instituciones, a esta industria no le queda otra opción que ser una de las más dinámicas dentro de las ramas industriales.
Los principales ejes entre los que se mueven empresas como Ulma packaging, referente en la fabricación de máquinas para embalaje, son el incremento de la productividad, la innovación, las regulaciones, estándares de normas y la sostenibilidad. Además, estos retos deben ser afrontados desde el punto de vista de la transformación digital, la conectividad y el aprovechamiento de datos. El reto que deben afrontar no es fácil.
Bajo este marco de cambios legislativos y tecnológicos, Ulma packaging debe estar a la última respecto a los ámbitos de actuación que afecten a su negocio. Para ello, es imprescindible contar con una sistemática de Inteligencia Competitiva y Vigilancia Tecnológica que permita capturar los cambios que han surgido o están por surgir y les permita actuar con antelación. En este marco, INNGUMA es la herramienta perfecta para capturar la información de la red a través de sus motores de búsqueda especializados en el sector industrial.
Como explica Eneko Izquierdo, la integración del proceso de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva en Ulma packaging nos posibilita tomar decisiones mejor fundamentadas y por tanto con menor riesgo e incertidumbre. A través de INNGUMA captamos y difundimos información del entorno acorde a las necesidades específicas de cada participante en los procesos de I+D, lanzamiento de nuevos productos, etc., permitiendo así contextualizar y generar una visión integral a los equipos.
Si estás interesado en crear una unidad de Vigilancia e Inteligencia, INNGUMA te ofrece un software capaz de monitorizar la información de la red, desde el seguimiento de normativas hasta la vigilancia de patentes y redes sociales, es decir, la información estratégica de la compañía estará más estructurada y controlada.
Desde INNGUMA agradecemos a Ulma Packaging la confianza demostrada en nuestro software durante estos años.
