En este artículo os vamos a dar las claves que, según nuestro conocimiento y experiencia, hay que tener en cuenta cuando afrontamos el difícil momento de elegir una herramienta para apoyar nuestro proceso:
Adecuación a las necesidades
Un software puede ser excelente, pero no ser lo que la organización necesita. Por ello, es importante pensar en cuáles son las necesidades que se van a tener antes de empezar a analizar soluciones. Así, no estaremos influenciados por lo que vayamos viendo.
Puede ser interesante redactar un pliego de especificaciones (o de requisitos) contra el que contrastar cada herramienta que estemos valorando, para así ser más imparcial en la toma de decisión.
Trayectoria y sostenibilidad a largo plazo
Lo que ninguna organización quiere es elegir una herramienta y tener que cambiarla a corto plazo. Por ello, debemos valorar quién está detrás de la solución que vamos a adoptar, con qué recursos cuenta y qué trayectoria ha tenido hasta ahora.
Hoy en día es habitual que surjan start-up de carácter tecnológico continuamente, pero para desarrollar un buen software de Inteligencia Competitiva no vale sólo con saber programar, sino que hay que conocer en profundidad el proceso de IC (incluyendo normas como la UNE 166.006) para saber qué funcionalidades son clave y pueden agilizar el proceso y facilitar la vida a los usuarios.
Tambíen puedes volver a leer un artículo que subimos hace ya un tiempo: ¿Qué le tienes que exigir a tu proveedor de software de Inteligencia Competitiva?
Evolución y actualizaciones
Ligado a la anterior, hay que buscar herramientas que estén vivas y sean capaces de adaptarse a las nuevas tecnologías y hábitos de consumo de información. Si echamos la vista atrás, los softwares de Inteligencia Competitiva no tienen nada que ver con cómo eran hace 5 años, ya que Internet ha cambiado enormemente y han surgido nuevas plataformas, bases de datos, motores de búsqueda y redes sociales. Igualmente, en los próximos años ocurrirán nuevos cambios y no querremos que nuestra herramienta no evolucione para adaptarse a dichos cambios.
Precio
Evidentemente, el precio es otro factor clave para elegir una herramienta, sobre todo si contamos con recursos limitados. Puede que encontremos herramientas que cumplan con todos nuestros requisitos sobradamente, pero cuyo precio supere nuestras posibilidades. Es habitual que las diferentes herramientas cuenten con distintas versiones para adaptarse a las distintas necesidades (o incluso que sean escalables en base diferentes criterios), por lo que, de nuevo, analizar profundamente nuestras necesidades nos ayudará a dimensionar correctamente el precio.
Conectividad con nuestras fuentes de información
Si en nuestra organización contamos con alguna suscripción a fuentes de información de pago, nuestro software de IC debería poder comunicarse con dicha fuente para integrar sus input en el proceso de Inteligencia Competitiva. Hoy en día apenas existen limitaciones técnicas para realizar este tipo de integraciones, por lo que no debería ser un obstáculo.
Facilidad de uso
Disponer de una herramienta sumamente potente pero cuyo uso no es intuitivo o requiere de grandes cambios en los hábitos de los usuarios puede ser un problema. Por ello, aparte de tratar de valorar objetivamente la facilidad de uso de la herramienta, deberíamos consultar con los futuros usuarios sobre lo que esperan o las necesidades que tienen. Además, lo ideal sería que dichos usuarios pudieran disponer de un periodo de prueba de la herramienta donde conocer su funcionamiento y funcionalidades.
Accesibilidad
Como hemos comentado antes, los hábitos de consumo de información han cambiado en los últimos años (primero con los PC, luego con las tablets y finalmente con los smartphones) y seguirán cambiando en el futuro. La herramienta que elijamos no puede ser ajena a estos cambios y debe adaptarse para ofrecer la mejor experiencia de usuario, en diferentes dispositivos y accesible desde cualquier lugar.
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