Cómo orientar tus proyectos de I+D gracias a la Inteligencia Competitiva

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La Inteligencia Competitiva es uno de los ámbitos que mayor impacto tiene en la innovación. Los que nos conocéis, nos lo habéis oído decir muy a menudo y por ello, hoy queremos explicaros la importancia de la Inteligencia Competitiva en el desarrollo de un proyecto de I+D. 

Los proyectos de I+D, normalmente, suelen tener una duración de varios años y están enmarcados dentro de un Plan de I+D y reflejados en un Roadmap Tecnológico. La Inteligencia Competitiva puede ser clave para la estrategia de I+D (como vimos en nuestro artículo sobre los beneficios de la IC para el Roadmap), pero también puede ayudar a un proyecto en concreto. Vamos a ver cómo.

Como hemos dicho, un proyecto de I+D suele tener una duración considerable, que puede ir desde 1 año hasta 4 ó 5. Paralelamente al desarrollo del proyecto, el estado del arte también ha podido ir evolucionando, pudiendo dejar nuestros desarrollos obsoletos. Por ello, la Inteligencia Competitiva es una herramienta clave para una correcta orientación de los proyectos de I+D, no sólo en su inicio sino que también en su desarrollo. Cuando un proyecto de I+D viene financiado con algún programa público debemos garantizar a las instituciones el carácter innovador del proyecto, por lo que solemos realizar un estudio previo del estado del arte. También debemos realizar predicciones de explotación, teniendo en cuenta el volumen del mercado objetivo y la cuota que pretendemos obtener. En estos casos, conocer a la competencia y la ventaja competitiva que ofrece nuestro producto es crítico.

Pero una vez lanzado el proyecto, no podemos quedarnos con ese estado del arte inicial. Un estado del arte realizado antes de comenzar un proyecto no es más que una fotografía de la situación en dicho momento, pero esta situación ha podido cambiar drásticamente en unos meses. Por ello, estar al tanto de cómo evoluciona es imprescindible para garantizar que nuestros desarrollos vayan a ser competitivos y vayamos a poder explotarlos (vamos a poder obtener un beneficio económico de los mismos).

Por ello, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Paralelamente a nuestro proyecto, es probable que se estén llevando a cabo otros proyectos de similar contenido, tanto explorando tecnologías similares como trabajando en otras tecnologías sustitutivas. Aquí suele estar uno de los principales fallos que se comenten: tener en cuenta únicamente tecnologías similares, contra las que nuestra solución es más competitiva, pero olvidarnos de los sustitutivos. Desarrollos que aparentemente no compiten con nuestra solución pueden terminar ofreciendo una ventaja competitiva en términos de precio, calidad o fiabilidad. Por ello, el espectro de tecnologías a vigilar debe ser más amplio que el estrictamente relacionado con nuestro proyecto.
  • Una buena forma de conseguir esto es, no sólo vigilar proyectos, sino analizar entidades (Centros Tecnológicos, Universidades, Unidades de I+D) y ver en qué proyectos participan, con qué partners, qué objetivos persiguen, etc.
  • Otra buena forma de anticiparnos a posibles novedades que afecten a nuestros desarrollos es la vigilancia de artículos científicos y tesis doctorales. Este tipo de documentos contienen información temprana que probablemente acabe plasmada en algún tipo de producto o servicio.
  • Finalmente, no hay que olvidar la vigilancia de la propiedad intelectual. Debemos cerciorarnos de que no se realicen solicitudes (y menos lleguen a publicarse) patentes que afecten directamente a nuestro futuro producto o que de alguna manera puedan restringir su venta. No son pocos los casos en los que desarrollos competitivos se han quedado en el tintero por formalismos relacionados con patentes publicadas.

Si tenemos en cuenta todo esto, podremos estar más tranquilos (aunque nunca estaremos seguros al 100%) con nuestro proyecto. Aun así, tampoco debemos olvidar una de las claves del desarrollo de un proyecto de I+D: realizar una valoración seria sobre las posibilidades de proteger nuestros desarrollos mediante patentes o modelos de utilidad. Sólo así podremos estar seguros de que vamos a poder explotar nuestros productos y recuperar la inversión realizada, además de obtener beneficios económicos.

Como podéis observar, muchas de las tareas de las arriba detalladas ya están contempladas en un Sistema de Inteligencia Competitiva, por lo que si venimos realizando sistemáticamente este tipo de vigilancia, tendremos información actualizada sobre el estado del arte y la propiedad intelectual relacionadas con nuestras tecnologías clave.

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