Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva, procesos éticos

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Son muchas personas las que piensan que la práctica de la Inteligencia Competitiva trata de buscar información confidencial y aprovecharse del espionaje para adelantarse a las decisiones de sus competidores. Sin embargo, como hemos mencionado en alguna ocasión, la Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva son prácticas éticas, ya que el objetivo es capturar y compartir toda aquella información pública para controlar nuestro entorno, tanto a nivel interno como externo.

La Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva son procesos éticos, ya que la información capturada es información pública y accesible. Este proceso trata de automatizar la captura de esta información y plantear un procedimiento para que esta información se convierta en útil para la toma de decisiones.

De la información a la inteligencia

Como es lógico, la información capturada no se convierte en inteligencia de un día para otro. Para ello, debemos trabajar dicha información compartiendo con los compañeros para obtener su opinión, ideas y perspectiva sobre la cuestión. A su vez, estas conclusiones han de ser recopiladas para elaborar informes. Bien sean sobre competidores, mercados, tecnologías, nuevas oportunidades de negocio etc. Es así como realmente la Inteligencia Competitiva consigue aportar un valor diferencial en las organizaciones a través de la información pública.

Responsabilidad individual

Aunque la sistemática sea completamente ética y legal, las empresas también deben tener cuidado de no sobrepasar los límites de la aceptabilidad, por lo que han de ser conscientes de los problemas de confidencialidad, privacidad y confianza. Asegurar que todas las actividades cumplen con los límites de la ley será responsabilidad de cada uno.

Reunir información disponible públicamente y hacer preguntas a los profesionales de la industria es una actividad comercial aceptada y es una parte natural del comercio. Por ejemplo, si una empresa asiste a una feria comercial, aprenderá acerca de sus competidores, de sus propios representantes y a través de conversaciones con otros delegados, lo cual puede ser documentado y compartido internamente.

Inteligencia y Vigilancia, ético pero también moral

A pesar de todo, es poco probable que las empresas que lo practiquen participen en actividades que sobrepasen estas líneas éticas y legales. Hacerlo pondría en peligro su negocio y limitaría el futuro potencial. En esta línea, las corporaciones necesitan ser capaces de confiar en sus socios y cualquier empresa que participe en el espionaje corporativo, desarrollará una reputación negativa difícil de recuperar.

Las prácticas que son poco éticas pueden incluir en robo de información, espionaje de conversaciones o la piratería de los sistemas de información.

El SCIP (Strategic and Competitive Intelligence Professionals), define estos varios aspectos en su código ético, los cuales se describen este este enlace.

Siendo esto así, los softwares profesionales de Inteligencia Competitiva y Vigilancia Tecnológica no ofrecen medios para sobrepasar el límite ético.

Conclusión

Como conclusión, cabe destacar que la Vigilancia e Inteligencia son procesos de aprendizaje sobre el mercado, competidores, clientes o proveedores que nacen en el momento que capturamos, compartimos y damos inteligencia a información. Sin embargo, la diferencia estará en la capacidad de procesado y análisis humano. No practicarlo, puede suponer partir ante una desventaja frente a los competidores que mantengan una sistemática de Vigilancia organizada. En este post, podéis aprender más sobre cómo convertir el conocimiento tácito en explícito.